El ministerio del lectorado en la Iglesia Católica es de gran importancia, ya que a través de la proclamación de la Palabra de Dios en las celebraciones eucarísticas, los laicos que responden a este llamado desempeñan un papel crucial en la transmisión de la fe y el mensaje divino. Los lectores no sólo deben proclamar las Escrituras con claridad y reverencia, sino también vivir una vida que refleje y esté impregnada de la Palabra que anuncian.

​Esta coherencia entre la proclamación y la vida personal refuerza la credibilidad del mensaje evangélico y sirve de ejemplo a la comunidad, inspirando a otros a vivir conforme a los principios y enseñanzas de la Biblia. De esta manera, el ministerio del lectorado no solo enriquece la liturgia, sino que también fortalece la fe y la vida espiritual de toda la comunidad.

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